Los motores diésel tienen características de mantenimiento y cuidados distintos a los motores de gasolina. Te exponemos aquí 10 puntos clave que mirar y mantener en tu coche diésel.
Un motor de un coche diésel tiene elementos que le diferencian a los motores de gasolina y que requieren un mantenimiento diferente. No hay que agobiarse, simplemente hay que realizar los mantenimientos que estén marcados por el fabricante y si hay síntomas de mal funcionamiento, no esperar mucho para comprobar y solucionar lo que esté mal. Conoce qué puntos mirar si hay algún síntoma de fallo y cómo cuidar tu coche diésel con esta lista:
Filtro de partículas
Los nuevos modelos diésel con filtro de partículas tienen muchos beneficios en cuanto a emisiones contaminantes, pero también pueden dar fallos. Los problemas del filtro por la saturación de partículas pueden llegar a generar grandes facturas. La prevención de saturación de partículas se consigue realizando de forma habitual recorridos de conducción por carretera a velocidad mantenida de unos 30 minutos al menos, para dar tiempo al filtro para autolimpiarse. Esos fallos son menos habituales en modelos más modernos, gracias a mejores sistemas de escape y a otros elementos como los nuevos aceites de motor especiales que previenen la acumulación de partículas.
Filtro de combustible
Es importante no saltarse el cambio del filtro de combustible cuando esté estipulado en el manual de mantenimiento del vehículo. El filtro de combustible es el primer filtro del vehículo que previene la acumulación de partículas contaminantes en todo el circuito del alimentación, motor y escape.
Cambio de aceite
Como en todo motor térmico, hay que realizar el cambio de aceite cuando esté estipulado en el manual de mantenimiento. Elige siempre aceite de calidad igual o superior al que indica el fabricante, que sea sintético porque protege más, aunque sea más caro, y de buena viscosidad en frío para asegurar el cuidado del motor cuando se arranca el motor.
Desgaste de neumáticos
Los coches turbodiésel entregan mucho par desde bajas revoluciones y ofrecen mucha aceleración inicial, desde parado o desde baja velocidad, si se aprovecha este par. Abusar de esta sensación de aceleración suele producir un consumo de neumático importante en el eje motriz. Controla el consumo de neumático y, si vas a rotar los neumáticos para homogeneizar el consumo (siempre de adelante a atrás, nunca en diagonal), hazlo pronto, antes de que comience a notarse una diferencia en el dibujo entre los neumáticos.
Filtro de aceite
Se suele cambiar cada dos cambios de aceite cuando se hace cada 10.000 km aproximadamente, pero si los intervalos de mantenimiento son superiores a 20.000 km como ocurre en los coches más modernos, aconsejamos cambiar el filtro de aceite en cada cambio.
Válvula EGR
La válvula EGR de recirculación de gases de escape mejora las emisiones contaminantes, pero a veces es fuente de problemas por la acumulación de partículas de los gases de escape. Esto ocurre más en las primeras válvulas EGR de vacío. Muchos usuarios con este tipo de válvulas de vacío han anulado el sistema para evitar los problemas. Si notas pérdidas de brío del motor a bajas vueltas, es un punto a mirar.
Caudalímetro
El caudalímetro mide la cantidad de aire que entra en el circuito de alimentación en los diésel. Cuando falla se suele sentir un ralentí irregular y un funcionamiento pobre de potencia, así como un exceso de humo. Si tienes estos síntomas en el coche, haz que comprueben el caudalímetro, así como el filtro de aire.
Calentadores
Otro punto que es diferente de los coches diésel frente a los gasolina son los calentadores o bujías de precalentamiento, que ayudan en el arranque en frío. Si tu coche es de arranque por llave y no por botón, espera siempre esos 3 o 4 segundos que tarda en apagarse el testigo de los calentadores para arrancar el motor. Si el testigo se mantiene encendido una vez arrancado puede que alguno de los calentadores no funcione.
Color del humo
El color del humo puede dar una pista de qué problema tiene el motor. Un motor sano no debería tener humo una vez que está en temperatura, a no ser en fuertes aceleraciones cuando se pisa a fondo y se sube el motor de vueltas. Sin embargo, si en un diésel sale humo blanco y espeso puede tener un fallo en la junta de culata o el sistema de refrigeración que está pasando líquido al motor. También fallos de inyectores o calentadores.
El humo azul espeso es síntoma de combustión de aceite, típico de motores viejos con holguras internas o de rotura del turbo. También sale humo azul cuando hay un mal calado de la distribución o la válvula EGR está sucia y no se cierra bien a altas revoluciones. El humo negro es síntoma de mala combustión, con demasiado combustible o falta de aire. Habría que mirar el caudalímetro, la válvula EGR y el filtro de aire.
Turbo
El turbo puede dar varios tipos de fallos, pero normalmente ligados a un uso poco cuidadoso. El turbo tiene unas temperaturas de funcionamiento muy altas y hay que evitar forzarlo cuando la temperatura es baja. Cuando el motor está muy frío es mejor esperar a que caliente un poco para acelerar con fuerza. También hay que evitar parar el motor de golpe cuando ha estado funcionando mucho a alto rendimiento, por ejemplo, en pleno viaje al parar en una estación de servicio.